LASTRE TRASCENDENTAL
Por Xavier Padilla
¿Verdad que al oír la palabra «independencia» suponemos instantáneamente la existencia de un imperio cruel? Usarla en vez de «secesión» era triunfar en el plano de la propaganda (fraudulenta). Independencia, libertad, son palabras que comportan valores positivos, perfectas para mentir.
Bueno, el venezolano está tan embaucado con esa propaganda que cree inconscientemente que su país ES la «cuna de la libertad». Y que Bolívar le dio pedigrí de cuna. Se siente superior. Además, su exuberante naturaleza encima le dio el petróleo. Y ahí tenemos, con el presente desastre, cómo terminan todos los fiascos.
Esto es realmente el fin de la supuesta República, si es que alguna vez la hubo.
La mentada «superioridad» es tan fuerte que brota patéticamente en el éxodo actual con banderitas, gorras y demás pueril parafernalia; pero también en canciones y toda la sensiblería simbólica de una patraña inicial ignorada por todos, de la cual somos vehículo ideal, aun en la miseria.
Muchos incluso han hecho un comercio de dicho infortunio, transformándolo en campañas plañideras, en apelación a la lástima. Otros en auto promoción artística y los residentes con antigüedad en servicios nacionales al emigrante. La viveza criolla trasciende siglos y diásporas.
Es la misma viveza criolla de los criollos separatistas de 1810, con la cual se fundó Venezuela en República por la fuerza y por traición. Una viveza que luego se hizo oficial a través de mitologías libertarias y de una educación adulterada.
El tamaño de la farsa se mide por el presente.
La farsa comenzó en el XIX, con el oportunismo de una minoría megalómana y resentida. Un antiimperialismo de cartón, tan excusatorio como el chavista. Las mismas causas produciendo los mismos efectos, y ninguna verdadera novedad.
X. P.
1 comentario:
Gracias por tu clarividencia.
Publicar un comentario